lunes, 21 de septiembre de 2015

¿Sabemos diferenciar entre deseos y necesidades?


El buda Shakyamuni consideró que la causa fundamental del sufrimiento era la tendencia del ser humano a desarrollar apegos de la más variada índole. El bienestar, la dicha, la suerte, el afecto, la salud y la prosperidad están sometidos al flujo incierto de la vida. Sin embargo, el ser humano sufre cuando se ve despojado de las cosas que le son valiosas, y se ve profundamente impactado cuando, por ejemplo, debe enfrentar la realidad de la muerte. Por ello, el Buda enseñó que una manera de no dejarse abatir por el sufrimiento era erradicar los deseos mundanos, o los impulsos derivados de la ilusión, y que tal condición de vida liberada de apegos conducía a la iluminación.

En Psicología el malestar emocional de la persona, en muchas ocasiones aparece cuando confundimos el deseo o la aspiración en diversos ámbitos de la vida con la necesidad. Es completamente legítimo desear tener una casa grande, muchos amigos y un trabajo que amemos desempeñar, pero ninguna de estas cosas son necesarias para vivir felices y poder hacer cosas valiosas por uno mismo o los demás.
Aquí un pequeño relato que puede ilustrar esta idea:

Un día, un hombre de traje oscuro se plantó delante de una casa y tocó al timbre.
- Hola. ¿En qué puedo ayudarle? - dijo e morador de la casa después de abrir la puerta.
- ¿Es usted el señor Adam Smith? - inquirió el hombre del traje.
- Sí.
- ¡Enhorabuena! Tengo que darle una maravillosa noticia: nuestra empresa ha realizado un sorteo entre los habitantes de este barrio y ha sido agraciado con este magnífico coche que tiene aquí delante - dijo el hombre con voz altisonante, apartándose para que pudiese ver un flamante automóvil deportivo.
- Muchas gracias. ¡Qué alegria!
- Y no sólo eso. También le entregamos las llaves de un chalé en una playa caribeña - añadió el hombre del traje.
- ¡Fenomenal!
- Y para terminar, le hago entrega de este maletín con un millón de euros. Hágame el favor de firmar aquí, y todo esto será suyo - sentenció el empleado de la empresa.
Smith firmó el recibo, dio las gracias una vez más y cerró la puerta tras de sí contento por lo recibido. Al día siguiente, sonó otra vez su timbre. Era, de nuevo, el hombre del traje oscuro:
- Señor Smith. No sé cómo decirle esto. ¡Hemos cometido un gravísimo error! Todo estos premios son de otro vecino, otro Smith que vive al final de la cale. Tenemos que llevarnos todo lo que le entregamos ayer.
Y Adam, que debía de ser ser un avanzado practicante budista, dijo:
- Ningún problema -   con la misma sonrisa serena y alegre del día anterior devolvió todo a su interlocutor.

martes, 26 de mayo de 2015

8 sencillas pautas para que una relación de pareja marche mejor

  



   1.    Nunca critiques completamente al otro. Critica sólo un aspecto específico de su conducta
 
  2.    No violes mentalmente. No le digas a la otra persona lo que él/ella está pensando o sintiendo.


   3.    Evita decir “tú siempre…” o “tú nunca…”. Sea específico.

   4.    Evita las categorías cierto-falso, bueno-malo. Cuando surgen diferencias lo mejor es negociar o llegar a acuerdos.


   5.    Usa mensajes tipo “yo siento” en vez de “tú eres”. Por ejemplo, di “me siento herido cuando me ignoras” en lugar de “eres un pasota”.

   6.    Se directo y honesto. Di lo que piensas y comprométete con lo que digas.


   7.    Una máxima debe presidir tu relación: Yo estoy bien, tú estás bien. Yo cuento para ti, tú cuentas para mí.


   8.    A veces, para entender mejor al otro, trata de ponerte en su lugar y circunstancias.